miércoles, 8 de junio de 2011

(Laurisilva)


Horada,
envuelve
y moja
esta humedad
que ha puesto
el mar
o el infinito.

Mueve
sus alas
en frías
olas
de la nada,
en barro
y musgo
de madera,
en fieros
troncos
enlutados.

Se espesa
el tiempo,
el aire
y el cansancio,
como medusa
de líquenes
colgantes,
en masa
densa
de ramajes,
en pulpo
guerrillero
de hojarasca.
Deshace su estatura,
naufraga
la belleza de su magia
en un hervor
de sueño y charcos.

No quedan tilos, brezos, fayas, faros, saúcos,
en el remanso
oculto
de los sauces...

Calma
la sed
en niebla
el bosque
viejo,
mela
la bruma
en el recuerdo,
recojo
los jirones
del invierno.

                                    De A ese nombre interminable
                                    Domingo Acosta Felipe©



2 comentarios:

LABERINTO ALADO dijo...

Hermoso poema gaiano...

Alicia...

Tirimasil dijo...

Muchas gracias, Alicia... Creo que conviviendo con el bosque de laurisilva se puede escuchar a Gaia como en otros muchos lugares de la tierra...
Me alegran que te guste y tus visitas... :)

Mi admiración y abrazo...

Tirimasil