"Estimados amigos:
Después de mucho trabajo hemos logrado compilar los ritmos y sones canarios más destacados para bajo y batería y así poder ofrecerlos al conjunto de la sociedad isleña en la presentación de este DRUM BASS CANARIO que tendrá lugar el jueves próximo 2 de junio a las 19 horas en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, en formato libreto de partituras y con un cd adjunto de alrededor de 60 archivos de audio donde se incluyen temas en formato mp3 y midi, además de los temas de sabor canario más destacados de GATO GÓTICO jazz & world music. Distribuido por tahoro@tahoro.es.
La presentación correrá a cargo de los músicos tinerfeños: José Juan López Morales (batería) y Roberto Cabrera (bajista) del grupo de jazz GATO GÓTICO.
Atentamente: El Vigía editora de la a.c. Gato Gótico, nº reg. 3377"
Como hemos de observar, la aventura colonial estableció el contacto con las músicas extraeuropeas, entre ellas las del Archipiélago Canario. Así ocurrió que los instrumentos exóticos expuestos en Europa, las danzas primitivas como El Canario - que pasaría a España donde fue adoptada en un principio popularmente para desde los círculos cortesanos pasar a continuación a Europa- las descripciones de escenas musicales procedentes en algunas ocasiones de unas notaciones simplificadas, las muestras de arte tradicional de África, Asia, América y Oceanía, harían luego de mucho tiempo que los compositores alumbraran estas fuentes del folklore y la música tradicional...pero sería a partir del siglo XIX cuando la música culta europea se verá profundamente marcada por la inspiración popular: Chopin, Litz, Albéniz, Dvorak y los maestros rusos serían los primeros. Luego vendrían Debussy, Ravel, Bartok y Stravinski, quienes se saltarían la notación escrita que insertaban sus antecesores sólo como un poco de color en sus composiciones, e intentarían captar de forma global la esencia misma de estas músicas exóticas. El propio surrealismo y cubismo llamarían la atención sobre estas “artes salvajes”.
El progreso de las ciencias humanas, ha sido en última instancia el que ha ofrecido las condiciones prácticas y metodológicas imprescindibles para la etnomusicología respondiendo por fin a estas cuestiones: ¿cómo acceder a la música de tradición oral? ¿qué conclusiones de orden general se pueden obtener de su estudio? ¿cómo comprenderlas? Y para nosotros los músicos cómo hacerlas participar del universal fenómeno de la fusión.
@ Roberto Cabrera
ALGUNAS OPINIONES SOBRE GATO GÓTICO
"Gato Gótico es uno de los grupos de Jazz que posee una visión global de la música como punto de partida para el análisis de otras artes y realidades sujetas a la intervención humana que las hace proteicas. Con esta perspectiva necesariamente rompedora de moldes y clichés al uso, surge la necesidad de dar cabida a nuevos instrumentos como el kora, la darbuka, el bendir, el guembri, el ud o la mandola.
Estos instrumentos resitúan al oyente, alteran la linealidad de una música estrictamente urbana, pero con la diferencia que la tonalidad urbana de Gato Gótico se reconcilia con el origen del Jazz y lo hace progresivo: desde nuestra música folklórica, el Norte bereber, el Sur subsahariano, hasta viajar al Caribe, resumen de tonalidades y ritmos eminentemente africanos. Se trata, evidentemente, de una música móvil y visual, la que viaja y deambula, la que visualiza y describe".
A. Díaz Pacheco
"La creatividad atlántica no se detiene y Gato Gótico ya ha dado cumplidas pruebas de su capacidad de mestizaje y fusión de estilos, esa versatilidad que va desde la orilla africana a la orilla americana, músicas de ida y vuelta tamizadas por los ancestros de la insularidad, por la sutileza atlántica, que en todo caso enriquecen y matizan el mensaje".
L. León Barreto
"Fuegos fugaces, islas de fantasía, aguas salutíferas, sangre de drago: es esta una mitología que apenas ha tenido acompañamiento musical, si acaso las chácaras, la flauta y el tambor, la suave cantinela de los trabajos del campo. Hacía falta otra música que subrayara este preciso territorio. Por este espacio rampa Gato Gótico con un maullido funcionalmente estremecedor.
El jazz se despega de las etnias por melanización y se pasa al ancho pentagrama terrestre. El ritmo, su color, el ictus universal siempre con la doble semántica tan sugerente de este término, pues no se olvide que ictus es para los latinos tanto "golpe", "herida" como "ritmo" y "cadencia". El soporte jazzístico de Gato Gótico es entonces el de un formato muy coloidal, y también muy consolidado de producción musical que admite injertos intensivos de cada lugar donde se produzca más los intencionales de cada mente que lo ejecuta con su boca, con sus dedos, con sus pies en movimiento. Se dice que hacen jazz étnico porque actúan de modo sincrético, englobando aportaciones de muy variados orígenes culturales, ya sea música criolla cubana, música afrocubana, música perviviente de los antiguos canarios y música de Berbería, su más reciente contaminación. El alma de todos esos pueblos de aquí y de allá es la que se reproduce en sus notas, en ese aire funcionalmente declarativo de memoria vital de esos pueblos: el guajiro de la loma, el cantor del sirinoque, el fellah de la Kabilia, el muy blanco Django Reinhart, el muy funky Miles Davis, el esclavo algodonero del profundo Mississipi. Música de fusión de humanidades diversas, el jazz evolucionado sólo representa a la etnia humana en su prodigiosa multiplicidad y variedad.
Entiéndase entonces el sabor étnico de Gato Gótico como un movimiento vinculante a la comprensión de esta zona terrestre que llamamos Macaronesia y que tiene sus raíces en los continentes adyacentes, y musicalmente hablando como un regreso a la noción original que arrastra el jazz: la música subsahariana".
Ángel Sánchez
"Desde que comencé a hacer programas de música popular en la Radio de Colonia y a interesarme por las fusiones musicales, y una de estas fusiones más interesantes es la de jazz -folklore o etno jazz, la actitud de muchos músicos y cantantes de aproximarse a tradiciones ajenas a la suya empieza a tener una pequeña dimensión política. Formulándolo de una manera plástica se podría resumir diciendo: contra la limpieza étnica, fusión étnica, contra la locura de la limpieza (¿de sangre?), el placer de lo revuelto, y todo lo demás es racismo cultural. La salida está por ahí, y Gato Gótico se ha puesto en la primera línea de salida. Y eso me parece extraordinario: el jazz gana con las formas y estructuras étnicas una cierta estabilidad y relación de significado dentro de su quehacer musical informe y sin asidero seguro, la música folklórica gana nuevas dimensiones artísticas que vuelven a poner en movimiento las reglas escleróticas del género, sin perder por eso su significado social, emocional, político en el seno de su comunidad..."
Karl J. Müller